En mi afán por reciclar y sobre todo, no tirar comida, decidí darles vida a las zanahorias del caldo, ya sé que no tienen sustancia y que tienen poco sabor porque lo han soltado durante la cocción, pero...
Las escaché y las mezclé con quesito (con esto te ahorras la pesadez de hacer la masa de croquetas tradicional, que la verdad por mucho tiempo que pase creo que nunca conseguiré hacer)
Por experiencia sé que en estos casos todas las especias son pocas, así que ajo, perejil, hierbabuena y ras el hanut (una mezcla que ya venden hecha), para que coja un poco más de cuerpo un poco de pan rallado, para manejarlas mejor.
Y éste fue el resultado una vez rebozadas con pan rallado y huevo.
Me quedaron muy monas, y no solo eso, sino que muy ricas.